lunes, 26 de mayo de 2008

Resumen del Proyecto

El proyecto consiste en instalar un(os) invernadero(s) en el patio de una cárcel de mujeres, con el propósito de criar en este recinto caracoles, disciplina conocida como helicicultura, este proceso de crianza será llevado a cabo por las reclusas y posteriormente será vendido a productores con el fin de ser exportados. Para esto se buscará ayuda de empresas que experiencia que se encarguen de entregarle el know-how a las reclusas, creando así vínculos para un posible trabajo cuando salgan de su condena.

El principal beneficiario son las reclusas de cárceles de mujeres, mujeres de familia y en su mayoría de bajos recursos y de poca educación por los que resulta fundamental que al cumplir su condena cuenten con herramientas para sostener a su familia si reincidir en el crimen

Para financiar cada una de estas granjas de caracoles se necesitaría una inversión inicial de alrededor de $700.000 Pesos chilenos y se contemplan dos formas de subsidio en el caso que la ex-reclusa quisiera comenzar con su propio invernadero. La primera es que el gobierno subsidie a un grupo de ex-reclusas para que pudiesen comenzar con su microempresa y la segunda es que las mismas empresas que les entregaron el know-how hagan la inversión inicial y ellas, a cambio, reciban el producto para exportarlo. De esta forma las reclusas podrían tener un trabajo altamente sustentable para salir del círculo de la delincuencia, el gobierno ganaría bajando la reincidencia de las mujeres en crímenes, las empresas de helicicultura podría exportar volúmenes mayores y así acceder a otros mercados.

Inicialmente este proyecto contempla grupos de trabajo de cerca de 30 reas de esta manera, al salir de la cárcel pueden trabajar en empresas dedicadas a la helicicultura o formar su propia pequeña empresa,. Esta capacitación no solo es fundamental para la reincorporación a la sociedad de estas mujeres, aspecto sumamente importante para evitar la reincidencia criminal, sino que también resulta de gran valor al desarrollo personal, ya que fortalece la autoestima, la dignidad, disminuye el estrés de vivir encarcelado y reduce el tiempo de ocio.

Se consideró además un incentivo orientado a obtener el interés de las reclusas por el taller y desempeñen con entusiasmo este trabajo. Para la elección de este se tomó en consideración que su carácter sea intrínseco, por lo que resulta fundamental tener en cuenta que se trata de un proyecto para mujeres, y que en general no gozan de cuidados de belleza, pero que aun siguen siendo mujeres a las que su aspecto le es de gran importancia, sobretodo al momento de las visitas familiares. Es por esto que al estar trabajando directamente con caracoles resulta natural pensar en la muy en boga crema de caracol, así el incentivo sería que además de dedicar su tiempo a la crianza de caracoles para su posterior venta, también lo hicieran a desbabar caracoles para la creación de un producto natural para ellas y así cuidar su piel. Esto por supuesto se desmarca absolutamente de la comercialización y tiene como fin que las reclusas no sientan que son solo parte de mano de obra sino que aprenden algo para su propio beneficio tanto inmediato como a futuro.