lunes, 26 de mayo de 2008

Descripción del proyecto y el beneficio que entrega

Este proyecto consiste en instalar un(os) invernadero(s) en el patio de una cárcel de mujeres, con el propósito de criar en este recinto caracoles, disciplina conocida como helicicultura, este proceso de crianza será llevado a cabo por las reclusas y posteriormente será vendido a productores con el fin de ser exportados.

La helicicultura resulta ser un perfecto negocio, debido a que actualmente los caracoles son ampliamente demandados, debido a su tremendo valor alimenticio, y se han trasformado en una alternativa verdaderamente importante, frente al consumo tradicional de carnes de animales de corral.

El principal consumidor mundial de estos moluscos, es Francia, quien tiene una demanda anual no menor a 50.000 toneladas, de las cuales importa el 20%.
Se calcula que el consumo mundial de caracoles, que hoy bordea las 300.000 toneladas, se quintuplicará durante los próximos 20 años, según un estudio realizado en 1999. Sólo hay que considerar estas cifras para pensar en las reales posibilidades de desarrollar un negocio de rentables resultados.

El sistema de crianza que se utilizara en este proyecto es el sistema semi-protegido o mixto que consiste en la combinación de un sistema abierto con uno cerrado, No es necesario tener una gran superficie. Posee plantas para alimentación y refugio, además de estar protegido de los predadores y cuenta con un sistema de riego por aspersión.

El propósito de este criadero es capacitar a las reclusas en este rubro, inicialmente este proyecto contempla grupos de trabajo de cerca de 30 personas dado la cantidad de celdas de crianza presupuestadas, de esta manera, al salir de la cárcel pueden trabajar en empresas dedicadas a la helicicultura, para esto normalmente existirían barreras a la entrada por los antecedentes penales de las reclusas y por esto la idea es que las mismas empresas a las que pudieran acceder en el futuro estén encargadas de entregarles el know how, o formar su propia pequeña empresa, para esto creemos que sería necesario fomentar un programa del gobierno que subsidie a las reclusas que cumplan con ciertos criterios de conducta, por ejemplo. Las cárceles actualmente cuentan con talleres para administrar una pequeña empresa, pero según conversaciones con el ingeniero a cargo de la EAT[1], esta podría ser mejorada y ellos trabajan con reclusos y les interesaría participar del proyecto capacitando a las reclusas en el manejo de micro empresas y en el financiamiento de estas. Esta capacitación no solo es fundamental para la reincorporación a la sociedad de estas mujeres, aspecto sumamente importante para evitar la reincidencia criminal, sino que también resulta de gran valor al desarrollo personal, ya que fortalece la autoestima, la dignidad y disminuye el estrés de vivir encarcelado y reduce el tiempo de ocio.

Dado que cada cárcel maneja su propia política de incentivos para trabajar, ya sea monetario o no monetario (pueden acceder a beneficios como la extensión de las horas de visita entre otros), el proyecto no contempla el modo de recompensa por el desempeño de las reclusas, sino que se utilizará el mismo modelo que emplea cada precinto en la actualidad, pero se intentará lograr con el paso del tiempo que las reclusas destacadas en su participación en el programa obtengan el beneficio de la salida para, que en algunos casos incluye unas horas de más para que la persona pueda visitar a su familia. Además de este se agregó otro incentivo más fácil de obtener y que podría beneficiar a todas las reclusas del programa, este incentivo esta orientado a obtener el interés de las reclusas por el taller y desempeñen con entusiasmo este trabajo. Para la elección de este se tomó en consideración que su carácter sea intrínseco, por lo que resulta fundamental tener en cuenta que se trata de un proyecto para mujeres, y que en general no gozan de cuidados de belleza, pero que aun siguen siendo mujeres a las que su aspecto le es de gran importancia, sobretodo al momento de las visitas familiares. Es por esto que al estar trabajando directamente con caracoles resulta natural pensar en la muy en boga crema de caracol, así el incentivo sería que además de dedicar su tiempo a la crianza de caracoles para su posterior venta, también lo hicieran a desbabar caracoles para la creación de un producto natural para ellas y así cuidar su piel. Esto por supuesto se desmarca absolutamente de la comercialización y tiene como fin que las reclusas no sientan que son solo parte de mano de obra sino que aprenden algo para su propio beneficio tanto inmediato como a futuro.




[1] Escuela de asistentes técnicos (Oficinas ubicadas en Campus San Joaquín)

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